13 agosto

SONIDOS DE LA AMAZONIA

Algunos hemos dormido en el porche, el despertar ha sido de película, en un “chinchorro” con los sonidos de animales inimaginables, que también se despertaban y la suave luz de un amanecer lento y cálido.








La casa de nuestros maravillosos amigos, Luza y Jorge, con una decoración y un ambiente lleno del exotismo típico de la zona, nos arropa en todo momento y nos sentimos una vez más como en casa.
Nos despejamos con un chapuzón en la piscina, el agua está a una temperatura ideal. Después de un apetitoso desayuno nos disponemos para hacer un poco de turismo por Santa Fe de Antioquia y sus alrededores.



En Santa Fe degustamos una fruta que solo se produce en la zona “el zapote” y compramos algunas delicias más.











Cerca se encuentra “el Cauca” un rio que cruzamos paseando por un puente colgante “el puente de occidente” de más de 250 metros de largo, una construcción que impresiona al igual que el rio por su anchura, aunque debido a la sequía su caudal estaba mermado.




Algunos volvimos a Santa Fe en un “moto-ratón” que es el taxi típico del lugar. Después de visitar un hotel de arquitectura colonial auténtica y tomar un helado totalmente artesanal, volvimos a la casa para darnos otro chapuzón en la piscina y comer un “tamal” casi imposible de terminar. Aunque el día estaba un poco nublado y el sol no daba de lleno, el calorcito era intenso.






Para mí quedaba una parte importante en el viaje de vuelta a Medellín, la parada en un pueblito situado no muy lejos de la ruta,”Sopetrán”, con su iglesita, su placita y sobre todo su Virgencita del Sopetrán, que es la misma que la patrona de mi pueblo, Jarandilla de la Vera en la provincia de Cáceres, a la que todos sus habitantes le tenemos un cariño muy especial. Fue emocionante y el recuerdo será imborrable.
  



 

 Una vez en Medellín, después de cenar en el seminario con toda la comunidad, que nos expresó su sentir y agradecimiento por nuestra estancia animándonos a volver a su país, salimos para hacer las últimas compras y así cerrar definitivamente las maletas y pasar la última noche en la incomparable Colombia.



 

Espero, pues es mi última crónica de la experiencia de este año, poder contarles el próximo algunas más.

Con esa ilusión me despido de todos. Un saludo muy cordial:

Valentina Mejías Reigada.         

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